miércoles, 27 de febrero de 2019

LO QUE DEBES SABER SOBRE FORTNITE


Si tienes hijos habrás oído hablar de Fortnite. Si tus propios hijos no lo juegan, seguro que tienen un amigo que sí lo hace o a lo mejor ve a gente jugar por Twitch o por Youtube. Si te preocupa la cantidad de tiempo que tus hijos están dedicando a este juego, te contamos lo que debes saber sobre Fortnite.
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¿Qué es Fortnite?
Fortnite es un juego online de disparos (lo que se conoce como un shooter) en tercera persona (es decir; que ves a tu personaje según se mueve). Tiene dos modos de juego: Salvar al mundo y Battle Royale.
Battle Royale es el modo que está causando furor entre los adolescentes. Se trata de un modo competitivo donde el jugador es parte de un equipo de cuatro personas (conocidas o desconocidas), que debe tratar de sobrevivir. Los jugadores son liberados en paracaídas sobre una isla donde hay otros 96 jugadores de distintos niveles y deben completar misiones y eliminar enemigos con el objetivo de ser el último superviviente. 

¿Cuánto cuesta?
El modo cooperativo Salvar al mundo es de pago y requiere una compra de 39,99€. Battle Royale puede descargarse de forma gratuita, y según se va adquiriendo dinero del juego se pueden desbloquear estilos, trajes y potenciadores para el personaje. El dinero del juego se consigue luchando en la arena y ganando misiones, pero es posible adquirirlo con dinero real. Estas microtransacciones van desde 4,99€ hasta 99,99€. Los trajes y estilos que se consiguen de esta manera son puramente estéticos y no dan ninguna ventaja sobre el juego.

¿Mi hijo puede jugar con cualquiera?
Fortnite: Battle Royale es una experiencia social. Los jugadores, como ya hemos dicho, juegan en equipos de 4 personas que pueden o no coordinarse para ganar. Estas personas pueden ser elegidas aleatoriamente. Pero en la pantalla principal del juego existe la posibilidad de agregar amigos desde las redes sociales. De esta manera, los jugadores pueden jugar con gente conocida y coordinarse mejor.

¿Es apropiado para niños?
La edad recomendada de este juego es a partir de 13 años porque es un juego violento, aunque no enseña nada de sangre, y tiene un chat de voz y otro de texto en el que pueden estar expuestos a otros jugadores. El chat de texto sólo es accesible en la sala de espera y se desactiva cuando comienza el juego. El chat de voz, que sirve para coordinar a los distintos miembros de un equipo, sólo conecta a los cuatro miembros de ese equipo. Como los jugadores pueden elegir jugar con sus amigos en el mismo equipo, si tu hijo sólo juega con sus amigos, sólo hablará con ellos en el juego.

¿Cuánto dura cada partida?
Depende del nivel del jugador. Un jugador novato, sin armas y sin experiencia morirá pronto, y su partida puede durar 1 minuto. Sin embargo, a medida que los jugadores van ganando experiencia y explorando la isla, conseguirán armas para sus personajes y se mantendrán con vida por más tiempo. Una partida para un jugador experto puede durar unos 20min.

¿Cuál es el peligro de este juego?
El problema de este juego es que es muy fácil caer en la trampa de jugar “solo una partida más”, ya que algunas partidas son muy cortas y saben a poco. Además, cada jugador solo tiene una vida y esto hace que los niños se enfaden si se mueren en el juego.

¿Qué puedo hacer para evitar la adicción de mi hijo?
Habla con él para comprender qué es lo que le llama la atención de este juego y si es necesario, juega un par de partidas para entenderlo bien. Intenta evitar que pase mucho tiempo con el juego cada día. Para ello, dale un tiempo en el que pueda jugar en paz, y usa un cronómetro. Es preferible que sea un tiempo determinado a establecer un número de partidas, ya que tienen duración variable.
Y asegúrate de que siempre juega con sus amigos o con gente conocida. Puedes coordinarte con los padres de los amigos de tus hijos para que les dejen jugar a la misma hora. Así sabrás con quién habla por el chat y no estará expuesto a extraños.

martes, 12 de febrero de 2019

¿PADRES O COLEGAS?

“Yo soy amigo de mis hijos”. Una afirmación que escucho muy a menudo en las sesiones de Escuela de Padres y Madres que imparto. Por supuesto que es bueno aspirar a ser amigos de nuestros hijos pero es importante recordarles que no podemos renunciar a nuestro papel de padres, que es insustituible.
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Es bueno que los padres nos mostremos amistosos y que dediquemos tiempo a jugar con nuestros hijos pero en la actualidad nos estamos encontrando casos de padres (yo los denomino hiperpadres superpapás) que parecen estar examinándose continuamente cuando pasan tiempo con sus hijos. Se preguntan a sí mismos: “¿lo estaré haciendo bien?, ¿se estará divirtiendo?, ¿tendrán suficiente con esto o le doy más?, etc.” Vamos, más que padres parecen animadores socioculturales con una tremenda ansiedad porque sus hijos se diviertan, se lo pasen bien… Estar cerca de ellos no significa que hablemos como ellos o que usemos sus mismas expresiones, es decir como si tuviésemos 6, 15 o 17 años (recuerdo las imágenes recientes de esas madres que asistieron al concierto de Justin Bieber con sus hijas e incluso hicieron largas colas de más de 24 horas para que sus hijas tuvieran una buena ubicación en el concierto. Madres con atuendos, vestimentas y pinturas en la cara propias de niñas de 15 años).
No tenemos que “ganarnos” a nuestros hijos con el colegueo, queriéndoles demostrar que somos unos “padres guay” porque no podemos perder de vista que nuestros hijos van a tener muchísimos amigos, muchos colegas pero solo un padre y una madre. Por tanto, necesitan que actuemos como tales. No pensemos que por marcarles unas normas y establecer unos límites claros nos van a querer menos: es lo que necesitan pues como muy bien afirma María Jesús Álava Reyes “nada desconcierta más a los niños que la ausencia de normas”. Los niños necesitan que actuemos como se espera de nosotros, es decir, como adultos. Tenemos que asumir nuestro rol por el bien de su correcto desarrollo.
Como muy bien destaca Emilio Calatayud: “yo soy padre de mis hijos, no su colega porque si no los estoy dejando huérfanos” y añade “en España no hay término medio y hemos pasado del padre autoritario al padre colega pasando de ser esclavos de nuestros padres a ser esclavos de nuestros hijos”. 
 Insisto, es bueno aspirar a ser amigo de tu hijo si entendemos por amigo“alguien que va estar ahí siempre que lo necesites” y no alguien que adopta actitudes infantiles, que no se corresponden con nuestra edad: querer ser amigo y colega de los amigos de tu hijo, salir de fiesta con tu hijo “a ligar”, etc. No es saludable y esto siempre tiene consecuencias negativas. Como destaca Javier Urra, “debemos recordar la infancia, no añorarla”. No lo olvidemos: somos un referente para nuestros hijos, necesitan situarse y situarnos. No les ofrezcamos mensajes contradictorios pues dificultará ese “saber ubicarse”. No podemos ni debemos invertir roles.
Como conclusión a este post me gustaría compartir contigo el DECÁLOGO DEL BUEN PADRE de mi gran amigo Javier Urra, epílogo de su último libro que recomiendo que leas “Respuestas prácticas para padres agobiados”:
1. Amor paternal: Es imprescindible querer a los hijos y hacérselo saber en todo momento.
2. Disfrutar de los hijos: Hay que saber disfrutar de los hijos, pero también disfrutar con ellos.
3. Sonreír juntos: Fomentar el “piel con piel”, compartir los sentimientos y sonreír en familia.
4. Educación: Compartir la tarea educativa con los profesores, implicándose en su formación.
5. Abuelos: Es importante dar cabida a los abuelos para que tengan una buena relación con sus nietos.
6. Ocio saludable: Los padres deben inducir a sus hijos a realizar actividades que impliquen un ocio sano y saludable.
7. Deporte en familia: Practicar todo tipo de actividades deportivas entre padres e hijos.
8. Naturaleza: Inculcar a los hijos el amor por la naturaleza y disfrutar de ella en familia.
9. Aprender de ellos: Hay que saber aprender de los hijos si queremos llegar a ser buenos padres.
10. Naturalidad: El buen padre no debe querer ser excepcional ni obsesionarse con ello.
AUTOR: Óscar González