La agilidad mental de un estudiante puede estar condicionada, más que por sus capacidades mentales, por su motivación. La aplicación de unas buenas técnicas de estudio que le permitan corregir ciertos hábitos puede mejorar o reforzar su rendimiento académico sustancialmente y fortalecer estímulos muy potentes que le lleven a triunfar donde antes había un fracaso tras fracaso.
Seguramente habrás escuchado alguna vez afirmaciones como “Es listo pero no lo demuestra en los exámenes” o “lo mejor de él es la constancia”. Puede que te las hayan dicho a ti o que las hayas escuchado de algún amigo. Quizá tengas amigos que, pese a ser muy inteligentes, sacan malas notas estudiando mucho y otros que, pese a que sabes que no son tan inteligentes y que estudian poco, no bajan del notable. ¿A qué se debe ésto?
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