Reproducimos parte de un interesante artículo que hemos leído en Revista Educación3.0
Nos guste o no somos un modelo para nuestros hijos en
todo lo que hacemos. Ellos aprenden de nosotros no solo con aquello que
decimos, con nuestro lenguaje verbal, sino más aun con aquello que dicen
nuestros hechos y nuestra actitud hacia las cosas.
1.-Tomar conciencia de tu estado de ánimo.
¿Quién no se ha llevado alguna vez los problemas a
casa? ¿O ha tenido una salida de tono con alguien ajeno al problema? ¿Te
has encontrado cansado y harto, no muy dispuesto a una conversación
comprensiva? Nuestra comunicación no es la misma si hemos tenido un día
difícil de trabajo, si estamos estresados, con prisas o enfadados. Poner
atención en nuestro estado de ánimo nos ayudará a tomar distancia y ser más
conscientes de con quien estamos hablando y desde dónde es nuestra comunicación.
2.-Cuánto reconoces y cuánto riñes.
Dicen los expertos en motivación que se necesitan
al menos 5 reconocimientos positivos por cada crítica, para que la persona se
sienta en equilibrio y valorada. La verdad es que cuando se acaban algunos
días, sobre todo a la hora de finalizar tareas del cole, baños, cenas, cama…
posiblemente la balanza no quede tan equilibrara como debería. Las
valoraciones, el reconocer las cosas buenas del día pesan menos que las prisas,
el hacer esto o terminar lo otro… ¿Cómo lo llevaríamos nosotros, los adultos
ante alguien que nos tratara así?
3.-Habla su mismo lenguaje.
La comunicación entre dos personas es como un baile en
pareja y para eso es necesario ir al mismo ritmo, y muchas veces nos
encontramos con nuestros hijos bailando distintos ritmos. Ellos están
en una melodía tranquila y centrados y tú llegas con tus prisas bailando un
rock and roll. O al revés tu estas ya agotada, cansada oyendo un Valls y
ellos están con un hip hop a todo volumen. Prueba a acompasar su ritmo y verás
unos resultados increíbles, lo que en psicología se llama “rapport” de la
comunicación.
4.-Conoce más sobre ellos, qué es lo que les interesa.
Conocer en la etapa que están nuestros hijos, y
prestar atención a sus intereses nos abre una puerta a la comunicación creando
una complicidad maravillosa. Si les gusta el futbol, sorpréndele, y
apréndete el último fichaje o rumor del banquillo de su equipo de fútbol y
cuéntale esa noticia en primicia que él no conozca, hará que se habrá un
universo de posibilidades a la comunicación, a la vez que te permita
abrir tu campo de conocimiento a facetas que jamás pensaste…
5.-Verdadera actitud de escucha.
Alguna vez mis hijos me han dicho “Mamá te cuento una
cosa si me prometes que no te vas a enfadar” o “te cuento una cosa pero si no
hablas hasta que yo acabe”… y luego hablas. Esto me hace tomar conciencia de que
escuchar es acoger, es recibir al otro, es un permitir que se abran a ti, sin
juicios ni represalias. Es generar una comunicación de confianza, poner una red
a la caídas de tus hijos, que las habrá, pero que también sabrán que pueden
contar-te contigo.
AUTOR: Beatriz de frutos es licenciada en psicología, coach
ejecutiva y especialista en Mindfulness y Reducción de Estrés.
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