Internet ya es una herramienta cotidiana para los más
jóvenes. Sin embargo, su uso inadecuado puede provocar riesgos. Es recomendable
instalar un programa de control parental en sus dispositivos: te contamos en
qué consiste y cuáles son sus funcionalidades.
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Redes sociales y móviles
Dos de las
principales preocupaciones que se manifiestan al hablar de menores e Internet
están relacionadas con las redes sociales y el uso de los teléfonos móviles. En
el primero de los casos porque en España la edad mínima legal para que un joven
tenga su perfil en redes sociales (casos de Facebook e Instagram) es de 14
años, y en el segundo porque son varias las investigaciones que afirman que
empiezan a utilizar su primer terminal entre los 9 y los 12 años. “Como la
función de los programas de control parental es la de proteger, deberían
emplearse hasta que el niño adquiera un nivel de responsabilidad y madurez que
permita retirar cierto control”, sostiene González @OscarG_1978 de Escuela de Padres
con Talento.
Por su parte, Marta Bermejo, psicóloga y directora técnica
del centro de psicología Psicomaster se lamenta que “iniciamos a los hijos en el uso del móvil a
edades muy tempranas creándoles esa necesidad”. Así, y en muchas
ocasiones, el único control que ejercen las familias es el del gasto y
desconocen el verdadero uso que hacen de él.
Funcionalidades del control parental
A la hora de utilizar un programa de control parental no basta
con instalarlo en el dispositivo en cuestión (ordenadores, móviles o tabletas)
y olvidarse de él; hay que dedicarle tiempo si queremos que sea efectivo.
En líneas generales, este tipo de soluciones incluyen funcionalidades de filtrado
de páginas web inapropiadas para su edad en función de temáticas o tipos de
contenidos; establecimiento de unos horarios para conectarse; o tiempo
máximo que pueden permanecer conectados.
Algunas de ellas incluso disponen de control de aplicaciones
(por ejemplo redes sociales o programas de mensajería), geolocalización,
bloqueo de llamadas, función de supervisión de búsquedas o servicios de
notificaciones y monitorización para consultar cuál ha sido la actividad de
estudiante durante el tiempo que ha permanecido conectado. “El control
parental ayuda a poner un límite importante, pero no tiene que ser el único.
Debe haber otros como el diálogo familiar, potenciar aficiones y actividades
sociales….”, sugiere González.
Los riesgos de la navegación libre
El establecimiento de estos límites es importante porque, en caso
contrario, los riesgos a los que se enfrentan los escolares serían aún mayores
como, por ejemplo, cambios que podrían afectar a su manera de ser, horarios
de sueño, tendencia al aislamiento, un descenso notable en el rendimiento
académico… “Siempre destaco que necesitan que les guiemos y acompañemos por
las calles y parques de Internet, en ese mundo virtual que tiene tantos o más
peligros que el real: sexting, grooming o ciberbullying.
Son problemas que debemos abordar desde la supervisión, acompañamiento y
orientación por nuestra parte”, concluye Bermejo.
AUTOR:
Regina de Miguel @DemiguelRegi3_0
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