viernes, 20 de septiembre de 2019

EL SÍNDROME DEL EMPERADOR O DEL NIÑO TIRANO


Los niños tiranos cada vez son más frecuentes en nuestras sociedades. La relajación de las costumbres y la pérdida de autoridad de los padres, profesores y otras figuras promueve que, cada vez, sea más difícil establecer límites a los más jóvenes.
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Cada vez es más frecuente ver a niños pequeños desafiando a sus padres y a otras figuras de autoridad. Lo preocupante es que estas actitudes parecen ir in crescendo hasta el punto de que existen padres maltratados por sus hijos. Hablamos del síndrome del emperador, del niño tirano o del niño rey.

Lo que más llama la atención es que cuantas más actitudes tiranas manifiesta el niño o niña, mayor es el esfuerzo que el adulto de referencia hace por complacerlo. Un adulto desbordado ante las exigencias de su hijo que acaba sintiéndose culpable por no lograr satisfacer sus deseos. 

Características del síndrome del emperador

  • Percepción exagerada de lo que le corresponde. No pide, exige. Hasta el punto de no sentirse satisfecho con nada. Cuando consigue lo quiere, vuelve a querer más cosas
  • Baja tolerancia a la frustración, aburrimiento o negación ante aquello que han solicitado. En estos casos, responde con rabietas, ira, insultos o violencia delante de familia y amistades. No importa si el lugar es público
  • Presenta pocas estrategias para resolver problemas por sí mismo. Está acostumbrado a que se los resuelvan
  • Su egocentrismo le hace creer firmemente que el mundo gira alrededor de él
  • Siempre encuentra justificación para sus conductas. Además, culpabiliza a otros de las mismas
  • No empatiza. Por tanto, no siente remordimientos cuando grita, amenaza o agrede físicamente
  • Discute las normas y los castigos con sus padres, aquellos a quienes llama malos o injustos. Este aspecto le beneficia, ya que consigue que se sientan mal y cedan de nuevo
  • No responde bien ante figuras de autoridad o normas sociales
  • Tiene baja autoestima pero esta es enmascarada con sus conductas tiránicas

¿Cómo se construye el síndrome del emperador?

Como comentábamos al principio, cada vez es más frecuente encontrarnos con niños de este tipo. Pero, ¿a qué se debe el aumento de este fenómeno? Además de la existencia de una predisposición genética, parece que la responsabilidad recae principalmente en dos aspectos: un estilo educativo permisivo y la influencia de la sociedad actual.

La falta de límites claros hace creer a los niños, de forma errónea, que tienen derecho a hacer lo que quieran en el momento que deseen. Dentro de ese derecho, no son conscientes de que las recompensas requieren un esfuerzo. Y que, además, deben respetar a los demás.

Por otro lado, no podemos obviar la influencia de la sociedad consumista e individualista en la que estamos inmersos actualmente. Por otra parte, la jornada laboral que la mayoría de los padres tienen repercute en el tiempo que pueden dedicar a sus hijos.

¿Cómo evitar el síndrome del emperador?: Un niño sano necesita tener unos límites claros

Si aunamos todos estos factores, podemos barajar la hipótesis de que los más pequeños se acostumbran a no valorar las cosas y a primar sus deseos inmediatos por encima de todo. Así mismo, los padres acaban también por frustrarse. Hagan lo que hagan su hijo no estará saciado de atención.

Para educar a niños fuertes, sanos e inteligentes emocionalmente es preciso poner límites claros desde el principio. Es esencial que los niños experimenten cierto grado de frustración, para que puedan comprender que el mundo requiere de esfuerzo y respeto hacia los demás.

Dejar que el mundo gire alrededor de ellos les hace un flaco favor. Un niño que no ha experimentado frustración, es un niño más vulnerable. En un futuro, tendrá muchas dificultades para afrontar situaciones y solucionar problemas. Descubrirá que la vida no está hecha a su medida, ni todo es como le gustaría.


lunes, 2 de septiembre de 2019

INICIAR EL AÑO ESCOLAR CON BUEN PIE


El regreso de las vacaciones es duro para todos, pero cuanto antes nos hagamos a la idea, mejor. Para ello, proponemos algunos consejos para que tus hijos empiecen el curso con buen pie.

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RECUPERAR HORARIOS

Durante las vacaciones de verano los horarios han sido mucho más flexibles y hay que volver a la rutina. Comenzar con los horarios normales de irse a la cama pronto y despertarse temprano con al menos dos semanas de antelación, nos ayudará a crear rutinas lo antes posible y nos garantizará que los primeros días de colegio no sean un desastre. También es muy recomendable recuperar los horarios de las comidas, que también suelen ser variables durante las vacaciones.

DEDICAR MÁS TIEMPO A ACTIVIDADES DIDÁCTICAS

A medida que se acerca el curso escolar, los niños han de dedicar más tiempo a tareas escolares o actividades que fomenten su mente que al juego. De esta manera, no le será tan difícil adaptarse a la nueva rutina en la que el ocio pasará a un segundo plano y las obligaciones escolares serán lo primero. Si no han acabado los deberes de verano, es ideal que gradualmente vaya aumentando el tiempo que les dedica a medida que se acerca el primer día de colegio. Llevar las tareas de verano terminadas será el primer paso para empezar el curso con buen pie.

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COMPRAR SOLO EL MATERIAL NECESARIO

Los niños suelen asociar la vuelta al cole con compras: uniformes, material escolar… Debemos dejarles claro que solo les compraremos lo que estrictamente necesiten. Es muy importante que desde pequeños les alejemos del consumismo y les enseñemos a valorar lo que tienen y a no pedir más de lo que necesitan. Una buena idea antes de ponernos con las compras de material escolar es comprobar qué materiales del año pasado se pueden reutilizar. También es importante hacer partícipes a los niños en las compras del material escolar para que se sientan implicados en el inicio del curso y lo hagan con más ganas. También les ayudará a que se comprometan más a cuidar sus cosas y a no perderlas al haberlas escogido ellos mismos.

REDUCIR LAS DISTRACCIONES DEL HOGAR

Durante el verano puede que les hayamos dejado más de lo normal usar el ordenador, la Tablet, los videojuegos o ver la televisión. Debemos cambiar estos hábitos antes de que empiece el curso escolar para que se hagan a la idea de que durante esta etapa, este tipo de distracciones se acabarán o se reducirán muchísimo. Una buena idea es sustituirlas por otras actividades divertidas pero didácticas, como por ejemplo, los juegos de mesa.

PREPARAR TODO LA NOCHE ANTERIOR

Debemos acostumbrarnos a preparar las necesidades del día a día la noche anterior para ahorrarnos tiempo por las mañanas y lograr que estas no sean un caos absoluto. Preparar la ropa del día siguiente o los uniformes, el almuerzo y la mochila será fundamental para empezar cada día con buen pie y sin prisas. En este sentido, también es interesante que la higiene diaria la hagamos por la noche y que nos levantemos con tiempo para llegar un poquito antes al colegio y evitar posibles contratiempos que nos hagan llegar tarde.

DAR EJEMPLO

Los padres somos los referentes de nuestros hijos, por ello, si nosotros somos los primeros que se ponen horarios, preparan sus cosas la noche anterior, etcétera, conseguiremos más fácilmente que nuestros pequeños también lo hagan.

AUTOR: Ana Canfrán

miércoles, 27 de febrero de 2019

LO QUE DEBES SABER SOBRE FORTNITE


Si tienes hijos habrás oído hablar de Fortnite. Si tus propios hijos no lo juegan, seguro que tienen un amigo que sí lo hace o a lo mejor ve a gente jugar por Twitch o por Youtube. Si te preocupa la cantidad de tiempo que tus hijos están dedicando a este juego, te contamos lo que debes saber sobre Fortnite.
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¿Qué es Fortnite?
Fortnite es un juego online de disparos (lo que se conoce como un shooter) en tercera persona (es decir; que ves a tu personaje según se mueve). Tiene dos modos de juego: Salvar al mundo y Battle Royale.
Battle Royale es el modo que está causando furor entre los adolescentes. Se trata de un modo competitivo donde el jugador es parte de un equipo de cuatro personas (conocidas o desconocidas), que debe tratar de sobrevivir. Los jugadores son liberados en paracaídas sobre una isla donde hay otros 96 jugadores de distintos niveles y deben completar misiones y eliminar enemigos con el objetivo de ser el último superviviente. 

¿Cuánto cuesta?
El modo cooperativo Salvar al mundo es de pago y requiere una compra de 39,99€. Battle Royale puede descargarse de forma gratuita, y según se va adquiriendo dinero del juego se pueden desbloquear estilos, trajes y potenciadores para el personaje. El dinero del juego se consigue luchando en la arena y ganando misiones, pero es posible adquirirlo con dinero real. Estas microtransacciones van desde 4,99€ hasta 99,99€. Los trajes y estilos que se consiguen de esta manera son puramente estéticos y no dan ninguna ventaja sobre el juego.

¿Mi hijo puede jugar con cualquiera?
Fortnite: Battle Royale es una experiencia social. Los jugadores, como ya hemos dicho, juegan en equipos de 4 personas que pueden o no coordinarse para ganar. Estas personas pueden ser elegidas aleatoriamente. Pero en la pantalla principal del juego existe la posibilidad de agregar amigos desde las redes sociales. De esta manera, los jugadores pueden jugar con gente conocida y coordinarse mejor.

¿Es apropiado para niños?
La edad recomendada de este juego es a partir de 13 años porque es un juego violento, aunque no enseña nada de sangre, y tiene un chat de voz y otro de texto en el que pueden estar expuestos a otros jugadores. El chat de texto sólo es accesible en la sala de espera y se desactiva cuando comienza el juego. El chat de voz, que sirve para coordinar a los distintos miembros de un equipo, sólo conecta a los cuatro miembros de ese equipo. Como los jugadores pueden elegir jugar con sus amigos en el mismo equipo, si tu hijo sólo juega con sus amigos, sólo hablará con ellos en el juego.

¿Cuánto dura cada partida?
Depende del nivel del jugador. Un jugador novato, sin armas y sin experiencia morirá pronto, y su partida puede durar 1 minuto. Sin embargo, a medida que los jugadores van ganando experiencia y explorando la isla, conseguirán armas para sus personajes y se mantendrán con vida por más tiempo. Una partida para un jugador experto puede durar unos 20min.

¿Cuál es el peligro de este juego?
El problema de este juego es que es muy fácil caer en la trampa de jugar “solo una partida más”, ya que algunas partidas son muy cortas y saben a poco. Además, cada jugador solo tiene una vida y esto hace que los niños se enfaden si se mueren en el juego.

¿Qué puedo hacer para evitar la adicción de mi hijo?
Habla con él para comprender qué es lo que le llama la atención de este juego y si es necesario, juega un par de partidas para entenderlo bien. Intenta evitar que pase mucho tiempo con el juego cada día. Para ello, dale un tiempo en el que pueda jugar en paz, y usa un cronómetro. Es preferible que sea un tiempo determinado a establecer un número de partidas, ya que tienen duración variable.
Y asegúrate de que siempre juega con sus amigos o con gente conocida. Puedes coordinarte con los padres de los amigos de tus hijos para que les dejen jugar a la misma hora. Así sabrás con quién habla por el chat y no estará expuesto a extraños.

martes, 12 de febrero de 2019

¿PADRES O COLEGAS?

“Yo soy amigo de mis hijos”. Una afirmación que escucho muy a menudo en las sesiones de Escuela de Padres y Madres que imparto. Por supuesto que es bueno aspirar a ser amigos de nuestros hijos pero es importante recordarles que no podemos renunciar a nuestro papel de padres, que es insustituible.
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Es bueno que los padres nos mostremos amistosos y que dediquemos tiempo a jugar con nuestros hijos pero en la actualidad nos estamos encontrando casos de padres (yo los denomino hiperpadres superpapás) que parecen estar examinándose continuamente cuando pasan tiempo con sus hijos. Se preguntan a sí mismos: “¿lo estaré haciendo bien?, ¿se estará divirtiendo?, ¿tendrán suficiente con esto o le doy más?, etc.” Vamos, más que padres parecen animadores socioculturales con una tremenda ansiedad porque sus hijos se diviertan, se lo pasen bien… Estar cerca de ellos no significa que hablemos como ellos o que usemos sus mismas expresiones, es decir como si tuviésemos 6, 15 o 17 años (recuerdo las imágenes recientes de esas madres que asistieron al concierto de Justin Bieber con sus hijas e incluso hicieron largas colas de más de 24 horas para que sus hijas tuvieran una buena ubicación en el concierto. Madres con atuendos, vestimentas y pinturas en la cara propias de niñas de 15 años).
No tenemos que “ganarnos” a nuestros hijos con el colegueo, queriéndoles demostrar que somos unos “padres guay” porque no podemos perder de vista que nuestros hijos van a tener muchísimos amigos, muchos colegas pero solo un padre y una madre. Por tanto, necesitan que actuemos como tales. No pensemos que por marcarles unas normas y establecer unos límites claros nos van a querer menos: es lo que necesitan pues como muy bien afirma María Jesús Álava Reyes “nada desconcierta más a los niños que la ausencia de normas”. Los niños necesitan que actuemos como se espera de nosotros, es decir, como adultos. Tenemos que asumir nuestro rol por el bien de su correcto desarrollo.
Como muy bien destaca Emilio Calatayud: “yo soy padre de mis hijos, no su colega porque si no los estoy dejando huérfanos” y añade “en España no hay término medio y hemos pasado del padre autoritario al padre colega pasando de ser esclavos de nuestros padres a ser esclavos de nuestros hijos”. 
 Insisto, es bueno aspirar a ser amigo de tu hijo si entendemos por amigo“alguien que va estar ahí siempre que lo necesites” y no alguien que adopta actitudes infantiles, que no se corresponden con nuestra edad: querer ser amigo y colega de los amigos de tu hijo, salir de fiesta con tu hijo “a ligar”, etc. No es saludable y esto siempre tiene consecuencias negativas. Como destaca Javier Urra, “debemos recordar la infancia, no añorarla”. No lo olvidemos: somos un referente para nuestros hijos, necesitan situarse y situarnos. No les ofrezcamos mensajes contradictorios pues dificultará ese “saber ubicarse”. No podemos ni debemos invertir roles.
Como conclusión a este post me gustaría compartir contigo el DECÁLOGO DEL BUEN PADRE de mi gran amigo Javier Urra, epílogo de su último libro que recomiendo que leas “Respuestas prácticas para padres agobiados”:
1. Amor paternal: Es imprescindible querer a los hijos y hacérselo saber en todo momento.
2. Disfrutar de los hijos: Hay que saber disfrutar de los hijos, pero también disfrutar con ellos.
3. Sonreír juntos: Fomentar el “piel con piel”, compartir los sentimientos y sonreír en familia.
4. Educación: Compartir la tarea educativa con los profesores, implicándose en su formación.
5. Abuelos: Es importante dar cabida a los abuelos para que tengan una buena relación con sus nietos.
6. Ocio saludable: Los padres deben inducir a sus hijos a realizar actividades que impliquen un ocio sano y saludable.
7. Deporte en familia: Practicar todo tipo de actividades deportivas entre padres e hijos.
8. Naturaleza: Inculcar a los hijos el amor por la naturaleza y disfrutar de ella en familia.
9. Aprender de ellos: Hay que saber aprender de los hijos si queremos llegar a ser buenos padres.
10. Naturalidad: El buen padre no debe querer ser excepcional ni obsesionarse con ello.
AUTOR: Óscar González

viernes, 4 de enero de 2019

DECÁLOGO PARA UN USO RESPONSABLE DE LOS VIDEOJUEGOS

Vuestros hijos están creciendo en un entorno digital y como padres es importante que les ayudéis a utilizar de manera “saludable” las nuevas tecnologías. Los padres debéis orientar a vuestros hijos en el tipo de videojuego, el tiempo que le dedican y las franjas horarias preferentes. Pueden ser una excelente herramienta para adentraros con ellos en este mundo lleno de novedades y enseñarles a descubrir las habilidades y destrezas que exige su entorno.
No olvidemos que los videojuegos contribuyen a desarrollar estrategias para alcanzar objetivos en un entorno recreativo virtual. Recordad que las familias que juegan juntas, aprenden juntas. Y la mejor manera de entretenerse y educar a un tiempo es haciendo un uso responsable de los videojuegos. Para que ellos se diviertan y vosotros os sintáis seguros, os ofrecemos este Decálogo con recomendaciones de buenas prácticas.



1.- Juega con tus hijos a los videojuegos, adéntrate en su mundo y disfrútalo con ellos: anímales a mejorar sus habilidades y felicítales por sus progresos.

2.- Utiliza la guía de clasificación por edades PEGI (Pan European Game Information) para elegir los videojuegos que más les convienen. Este código, elaborado por la Federación europea de videojuegos ISFE, establece la edad mínima aconsejable para cada juego.
3.- Aprovecha todas las ventajas de los videojuegos para potenciar las habilidades cognitivas de tus hijos, enseñarles a planificar y gestionar tareas y afianzar sus funciones ejecutivas.
4.- Compra los videojuegos en tiendas oficiales y descárgalos de plataformas y portales online autorizados, es la mejor manera de evitar virus o enlaces peligrosos.
5.- Descubre las funciones de control parental de las consolas. Si lo deseas, podrás limitar o dirigir la descarga de los contenidos de pago. También podrás supervisar regularmente los registros de actividad y desactivar o eliminar los juegos que consideres inadecuados.
6.- Pacta con tus hijos las reglas del videojuego: los días, horas y tiempos de diversión. En horario nocturno es recomendable activar los filtros adecuados de iluminación de las pantallas. Procura que descansen; corrige posturas inadecuadas y que no fuercen la vista. Durante los períodos vacacionales, el videojuego puede ser un gran aliado de su ocio.
7.- Explica a tus hijos que sólo podrán jugar cuando hayan concluido sus deberes y no tengan tareas escolares.
8.- Organiza ‘game parties’ en casa, jugar con la familia o con los amigos es muy divertido. Para supervisar el juego de los más pequeños, una buena opción es situar una pantalla en zona de tránsito para observar sus reacciones y facilitar la interacción entre padres e hijos.
9.- Conoce a los amigos virtuales de tus hijos, edúcales para que elijan adecuadamente las invitaciones de videojuego por internet. Adviérteles sobre la cesión de datos personales.
10.- Enseña a tus hijos a distinguir entre realidad y ficción, la vida del niño también está fuera de su consola.

miércoles, 5 de diciembre de 2018

10 CONSEJOS PARA MEJORAR LA CONCENTRACIÓN EN EL ESTUDIO


Te recomiendo que tengas a mano un pequeño cuadernito, tu diario de campo y anotes todo lo que consideres interesante en relación a la forma de llevar a cabo tu estudio. Llévalo siempre contigo y relee a menudo lo que vas escribiendo, sobre todo, no pierdas de vista tu objetivo.
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1.    ¿Te sientas a estudiar sin ganas? Lo primero que debes recuperar es la ilusión, la motivación. ¿Has olvidado por qué estudias? Anota en tu cuaderno por qué lo haces. Cada uno tiene su motivación, y todas son legítimas: trabajar en algo que de verdad me gusta, trabajar menos horas y tener más tiempo libre, ganar más dinero… Recuérdalo: todas valen. ¿Cuál es la tuya? Anótala.
2.    ¿Todo te despista? Decide dónde vas a estudiar y ordena ese espacio. El orden externo te ayuda a tranquilizarte y a recuperar tu orden interno. Para concentrarte debes estar sereno. ¿Qué necesitarás? Prepáralo antes de empezar: folios, bolígrafos, agua, pañuelos, etc.
3.    ¿Te duermes cuando empiezas a estudiar? La fatiga no es buena compañera en el estudio. Aliméntate bien, cuida tu ocio y descansa lo suficiente. No estudies hasta el agotamiento. Haz periodos cortos de estudio, con frecuentes descansos y si el cansancio se te apodera, duerme, descansa, mañana rentabilizarás mucho más tu estudio.
4.    ¿Crees que no tienes nada de tiempo? Todos lo tenemos, es cuestión de organizarse y aprovecharlo bien. Anota en tu cuaderno todas tus tareas, numéralas por orden de importancia y organiza tu día asignando tiempo a cada tarea. Anota al lado de cada una el tiempo real que te llevó hacerla. Recalcula.
5.    ¿Se te olvida lo que estudias? Enhorabuena, eres un ser humano normal y tu cerebro funciona correctamente. El olvido es una fase más del aprendizaje que se combate con el repaso, con la repetición. ¿Sabes por qué recuerdas una oración o una canción? Porque la has repetido muchas veces, siempre de la misma manera. Guarda un día a la semana para repasar, bastará con leer el esquema de cada tema, pero siempre de la misma manera. En el tercer repaso verás como el contenido está ya fijado.
6.    ¿Hay temas que no entran ni a la de tres? Empieza por esos, divide y vencerás. Empieza siempre por el tema más difícil, pero haz periodos de estudio más cortos, de treinta o cuarenta minutos. Descansa cinco y cambia a un tema de esos que te gustan, unos cincuenta minutos. Luego vuelve al primer tema y, cuando lo acabes, haz un repaso de todo el tema, para no perder el sentido general. No olvides premiarte.
7.    ¿No encuentras el momento de ponerte? Contra la pereza, acción. Fija hora y día en el que empezarás, anótalo y cuando llegue el momento ponte a estudiar. A nadie nos pide el cuerpo estudiar, eres tú quien debe obligarse. La pereza se doma estudiando, al final tu cuerpo dejará de resistirse, entonces habrás creado el hábito.
8.    ¿Tienes problemas personales? Anótalos y resuélvelos antes de empezar, si no, lo único que harán será distraerte. Ordena tus asuntos y mejorará tu concentración. Recuerda que el orden interno te ayuda a concentrarte.
9.    ¿Te obsesiona el hecho de desconcentrarte? Acéptalo, la desconcentración está ahí, es normal, todos tenemos muchas preocupaciones, lo importante es que tomes conciencia de que existe y apliques estrategias para combatirla. Si estás estudiando y la mente se te escapa a otro lugar, toma conciencia de este hecho, haz dos respiraciones profundas y vuelve al estudio.
10. ¿Te vas de una tarea a otra? Esto es más habitual en el mundo del trabajo, en el que empiezas a hacer una tarea y te encuentras, sin saber cómo, haciendo otra cosa diferente. En cuanto te des cuenta, vuelve a la primera tarea, retómala y acábala, no hay nada que agobie más que iniciar mil cosas y no acabar ninguna.
 Tu turno: Ahora te toca a ti ponerlos en práctica ¡Ánimo, tú sí que puedes!
FUENTE: https://www.masterd.es/blog/10-consejos-para-mejorar-la-concentracion-en-el-estudio/