¿Cuándo se padece el síndrome del "niño hiperrregalado?
Cumpleaños, días de Navidad y Reyes, son los más propicios
para que los niños lo sufran, ya que además de los regalos de los padres, están
los de familiares y amigos. En algunos casos, especialmente en los niños que
pasan menos tiempo con sus padres, este síndrome puede ser algo habitual, cuando
se intenta suplir la falta de atención con regalos, y también cuando se les
quiere premiar constantemente y, para ello, se recurre una y otra vez a objetos
materiales.
"En estas situaciones, el estado de estos niños es peor, pues
están ya tan acostumbrados a los regalos materiales, que les llegan en tantas
ocasiones y muchas veces sin un motivo concreto, que no son capaces de conectar
con la emotividad propia de los días de Reyes o Navidad, e incluso están tan
desconcentrados, que no saben ni lo que quieren, ni que pedir", incide la
experta.
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¿Los padres somos responsables? "Exactamente,
tenemos mucha responsabilidad en esto, pues pensamos que llenar el árbol de
regalos y que ellos vean gran cantidad de paquetes cuando se despiertan, es la
mejor manera de demostrarles nuestro amor", explica la doctora. Según la
experta, esto es la consecuencia del sentimiento de culpa que tenemos los
padres por no tener el suficiente tiempo para estar con ellos, y pensar que no
les prestamos la atención que requieren, por lo que les compramos más, incluso,
de lo que ellos piden. "Por otro lado, están los padres, que quieren
constantemente demostrar, ya sea ante otros padres o familia, lo pendientes que
están de sus hijos, o lo mucho que les quieren y. para ello, les llenan de
obsequios. O los padres separados, que entran en competencia por a ver quién
regala más y en consecuencia quiere más al niño", argumenta. Pero si nos
damos cuenta, el día de Navidad o Reyes no suele ser un día en el que los niños
se frustren y se enfaden, por no haber recibido todo lo que han pedido,
"sino que simplemente abren lo que tienen y comienzan a disfrutar con
ello", continúa.
Consecuencias del síndrome del niño hiperregalado
Las consecuencias de hiperregalar a los niños son muy perjudiciales, ya que
se les transmiten unos valores muy negativos, como dar poco o ningún valor a
las cosas, o pensar que todo es fácil de conseguir, y que no necesitan
esforzarse para obtener lo que desean. "De esta manera, estos niños se
vuelven enormemente cómodos y, en consecuencia, tenemos pequeños frustrados y
con falta de imaginación e ilusión por las cosas, o consumistas, caprichosos e
indecisos, y que solo dan importancia a lo material", sugiere la doctora
Navarro. "Además, les enseñamos a crearse necesidades que en realidad no
tienen. Estas características les acompañarán cuando sean adultos, y se
reflejarán en todas las facetas de su vida", incide.
¿Pautas a seguir?
- Lo ideal es
recibir como máximo cuatro o cinco regalos,
siempre que sea posible. Estos deberían consistir en: un libro, siempre; algo útil como un nuevo estuche de
pinturas para la escuela; algo necesario como unos nuevos zapatos o algo
de ropa y, por supuesto, algún juguete que desee, del que habéis estado hablando
al escribir la carta.
- Si es posible una
buena idea es recibir algo para otros niños, ya sea para algún familiar o
para algún niño que pueda necesitarlo. Esta es una buena
oportunidad para educarles en valores como saber compartir, o
la amistad, la solidaridad, la bondad, generosidad, gratitud, empatía y
muchas otras capacidades tan positivas, que les acompañarán en su vida
adulta.
Consejos prácticos
1.
El mejor consejo es dedicar un rato a
escribir la carta a los Reyes para
conocer que es lo que más desean y qué les hace ilusión, pero más importante
todavía, aprovecharla para estar tiempo con tus hijos, conocerles un poco
mejor, cuidar el vínculo de amor que os une y educarles en aspectos tan
importantes como la moderación, la solidaridad, la toma de decisiones, o el
establecimiento de prioridades.
2.
Enseñarles a razonar, comentarles de
antemano que en estas fechas los Reyes o Papá Noel, tienen que atender las
peticiones de muchos niños, y es posible que no puedan
traer todo lo que desearían.
3.
Háblarles de lo afortunados que son por
recibir regalos, pero sobre todo por tener personas que
les quieren y les cuidan a su alrededor.
4.
Y si la avalancha de juguetes por parte
de familiares y amigos es enorme y no se puede evitar, también puede ir dosificándose la entrega en varios días,
para que puedan centrar su atención y disfrutar más de los regalos. Aunque lo
mejor, es ponerse de acuerdo con estos para que esta situación no se produzca.